TRABAJO PRÁCTICO N° 2
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INICIO: 30/4
ENTREGA: 21/5 |
Nombre
y Apellido :
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Matrícula
:
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Objetivo:
- Desarrollar la capacidad de análisis y el espíritu crítico
- Identificar los diferentes tipos de críticas.
- Reconocer un argumento y su contraargumentación
Análisis de
consistencia:
El trabajo a
desarrollar por los alumnos se corresponde con los siguientes contenidos
mínimos de la asignatura establecidos en el plan de estudios:
·
Noción de
crítica.
·
Consideraciones
sobre valoración arquitectónica y juicio estético.
·
Tipos de
críticas. El análisis crítico de la arquitectura como parte del proceso
proyectual.
- Críticas y procedimientos de análisis de arquitectura
Pertinencia:
Se articula con el desarrollo de TIA respecto a la introducción de
herramientas conceptuales para el análisis y la crítica de la obra de
arquitectura desde un enfoque socio ambiental.
Recordemos que Según nota del decanato
del 13 de marzo en el TIA 3, los alumnos
desarrollaran “Proyectos de Edificio de
Vivienda de hasta 10 pisos en zona residencial urbana”. De tal modo que las
asignaturas del mismo año trabajarán con
ejemplos de igual complejidad, “volcando
los conceptos, para que luego el estudiante, los pueda incorporar lo
aprehendido en su proyecto de arquitectura”.
1)
Primera
parte
Identifique el tipo de crítica a la que corresponden
cada uno de estos párrafos y justifique su respuesta señalando en cada caso
(Textos A, B, C)
·
Características
de esa crítica que se evidencian en el texto;
·
Palabras
claves;
·
Rasgos
del paradigma vigente.
2)
Segunda
parte
A partir
de la lectura de:
LIERNUR,
Jorge. F. (1986) “El discreto encanto de nuestra arquitectura 1930/1960”, en Summa Nº 223, Buenos Aires.
Reconozca los mitos que sostiene la historiografía oficial de la
arquitectura argentina del siglo XX y de cuenta de los argumentos que emplea
Liernur para refutarlos.
3)
Tercera parte
Elabore una crítica operativa, una semiótica y una ideológica de dos
edificios en torre seleccionados para su análisis en Arquitectura 3.
Figura
1. Pabellón Barcelona, Ludwig Mies van der Rohe, 1928-1929. Planta de
pisos. Esquema final realizado para la publicación en 1929.
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TEXTO A)
Los edificios no son siempre mejores que lo
que las fotos muestran de ellos, tampoco son necesariamente más significativos
que las teorías que surgen en su derredor. Todo depende. Una de las obras más
famosas de Mies van der Rohe, el Pabellón Barcelona de 1929, ha sido usada para
ilustrarlo. En su estudio de la historia crítica del pabellón, Juan Pablo Bonta
mostró cómo el actual pabellón no salía muy bien parado de la comparación con
sus fotos y con lo escrito sobre él. La existencia del pabellón había sido
corta –sólo seis meses–, y había recibido una cobertura modesta por parte de la
prensa. Sin embargo, más de un cuarto de siglo después de ser desmantelado, fue
elevado al status de obra maestra, mayormente por críticos que nunca lo habían
visto. Bonta formuló entonces dos preguntas muy pertinentes: ¿por qué había
tomado tanto tiempo tal reconocimiento y, en la ausencia del pabellón mismo,
sobre qué base se hacían dichos juicios? Después de leer el libro de Bonta
empecé a ver al pabellón como un mero fantasma, construida su reputación sobre
la frágil evidencia de unas pocas fotografías publicadas y de un impreciso
plano (Fig. 1). Entonces visité el edificio después de su reconstrucción, en el
emplazamiento original, entre 1985 y1986.
Asimetría
Si hay algo más allá de toda discusión, es
la asimetría del pabellón. Esta puede entenderse como una respuesta a su
emplazamiento, al final de una larga plaza, eje lateral mayor de un vasto
conjunto de edificios monumentales, construidos para la Exposición de Barcelona
de 1929. El asimétrico pabellón cortaba este eje, cancelando la simetría
precisamente en el punto en que esta pedía ser confirmada. Correspondiendo
dicha demanda, en el extremo opuesto de la plaza se hallaba la fachada tímidamente
simétrica del pabellón que representaba a Barcelona. Sabemos que Mies prefirió
esta ubicación al lugar originalmente ofrecido. Si bien se hallaba en la vía
principal, este primer lugar no participaba de la disposición axial de la Exposición. Mies
deliberadamente emplazó su edificio sobre el eje, deslizándolo entre dos
elementos ya existentes de la escenografía simétrica: una pantalla de columnas
jónicas enfrente, y un tramo de escalones atrás. Desarrollando el diseño, Mies
dibuja una y otra vez el eje a través del plano del pabellón, midiendo las
asimetrías contra él. El tramo de escalones que sube la pendiente
inmediatamente detrás del pabellón otorgaba un énfasis dramático a la
obliteración local de la simetría, puesto que a todos los que bajaran por esos
escalones les haría frente una vista axial en toda la profundidad de la plaza,
permaneciendo elevado el nivel de sus ojos por sobre los techos y las paredes
de Mies flotantes y desplazados en un primer plano.
Pocos edificios modernos han sido tan deliberadamente
hostiles hacia sus inmediaciones. Sólo el despojado bloque de Loos en la Michaelerplatz ,
enfrentado al Palacio Imperial en Viena, resulta comparable. La observación in
situ del Pabellón Barcelona muestra que éste se relaciona con su contexto
confrontándolo. En estas circunstancias, la asimetría debe ser considerada
agresiva, no apacible. Bonta ha mostrado sin embargo, que la asimetría del
pabellón fue en su momento asociada a la posición política conciliadora de la República de Weimar.
Existe otra interpretación política más reciente del Repräsentationspavillion de Mies para el Reich Alemán. Mucho se ha escrito sobre su voluntaria colaboración con los nazis entre 1933 y 1937. Aunque se haya intentado la exoneración (era sólo un hombre que amaba su país, no estaba interesado en la política), algo del barro le queda pegado. ¿Pero permanece adherido a sus edificios? Acá es donde el silencio de Mies es tan difícil de interpretar. ¿Es la negativa a entregarse o el fracaso en responder? Giedion describe a Mies como sentado tranquilo pero firme en su modernidad iluminista, mientras la noche cae a su alrededor; Josep Quetglas, por su lado, en un inteligente escrito que hace casi parecer que hubiera sido el Pabellón Barcelona mismo el que precipitó el Tercer Reich, identifica sus cualidades inútiles, silenciosas, marmóreas y vacías como “símbolos premonitorios del militarismo prusiano –medio de las hordas hitlerianas que comenzarán a operar inmediatamente después de la crisis de1929” .
Pero, ¿cómo pudo ser premonitorio el pabellón? ¿Acaso contribuyó al ascenso de
las hordas hitlerianas, o es que, después de su arribo, el pabellón nos las
trae a la memoria?
Existe otra interpretación política más reciente del Repräsentationspavillion de Mies para el Reich Alemán. Mucho se ha escrito sobre su voluntaria colaboración con los nazis entre 1933 y 1937. Aunque se haya intentado la exoneración (era sólo un hombre que amaba su país, no estaba interesado en la política), algo del barro le queda pegado. ¿Pero permanece adherido a sus edificios? Acá es donde el silencio de Mies es tan difícil de interpretar. ¿Es la negativa a entregarse o el fracaso en responder? Giedion describe a Mies como sentado tranquilo pero firme en su modernidad iluminista, mientras la noche cae a su alrededor; Josep Quetglas, por su lado, en un inteligente escrito que hace casi parecer que hubiera sido el Pabellón Barcelona mismo el que precipitó el Tercer Reich, identifica sus cualidades inútiles, silenciosas, marmóreas y vacías como “símbolos premonitorios del militarismo prusiano –medio de las hordas hitlerianas que comenzarán a operar inmediatamente después de la crisis de
Respecto de la primera pregunta, tal cosa es posible.
Un clima de opinión y un clima de deseo pueden surgir del efecto acumulativo de
sugestiones no formuladas, y de las instancias subliminales de lo que es visto
y sentido; un edificio podría en consecuencia, de forma intencional o no, ser
un agente de adoctrinamiento político. Pero cualquier influencia muda del
Pabellón Barcelona que pudiera haber inclinado hacia el nazismo habría
seguramente sido insignificante en comparación con todo lo que inclinaba en la
dirección contraria. A Hitler ciertamente no le gustaba este edificio.
La asimetría, la tranquila disposición
horizontal, la ausencia de insignias (Mies se negó a colocar el águila alemana
en la pared de mármol verde enfrentada al eje) sugieren menos un cierto
chauvinismo que su deliberada supresión. En un escrito de 1929, Rubio Tuduri
parafraseó el discurso que pronunciara en la ceremonia de inauguración el
Kommissar alemán, Georg von Schnitzler:
“Aquí
ven el espíritu de la nueva Alemania: simplicidad y claridad de medios, e
intenciones abiertas al viento, como a la franqueza –nada cierra el acceso a
nuestros corazones. Un trabajo hecho honestamente, sin orgullo. ¡Esta es la
casa tranquila de la Alemania
sosegada!”
Firme en su rechazo de los medios aceptados
para el establecimiento de un orden monumental, el pabellón, leído como
metáfora para la disposición de una nación, convirtió algo muy prestamente
asociado a la humillación en una belleza desarmante. La posición de
conciliación de la República
de Weimar frente a las demás naciones de Europa se expresó en un repudio
violento de la simetría, porque la simetría era una convención arquitectónica
asociada a la prepotencia, el autoritarismo, y al enaltecimiento nacional. El
resultado: tranquilidad beligerante, un oxímoron arquitectónico. A Mies le
gustaba ese tipo de cosas (menos es más).
Cinco meses más tarde, en octubre, el fin de la República de Weimar
estaba a la vista. Este fue un período en que pocas cosas despertaban más la
ira nazi que la postura supina de Alemania en la comunidad internacional,
especialmente la continua aceptación por el gobierno de Weimar del desarme y
las reparaciones.
Respecto de la segunda pregunta, si el Pabellón Barcelona trajera a la mente algo ulterior, serían los drive-in banks de los suburbios americanos, no las hordas hitlerianas. Todavía hay más para decir sobre lo político del pabellón, pero permítasenos dejar el asunto de lado por ahora.
Respecto de la segunda pregunta, si el Pabellón Barcelona trajera a la mente algo ulterior, serían los drive-in banks de los suburbios americanos, no las hordas hitlerianas. Todavía hay más para decir sobre lo político del pabellón, pero permítasenos dejar el asunto de lado por ahora.
Sería útil mientras tanto saber un poco más
sobre la naturaleza y el alcance de la asimetría del pabellón. Mucho depende de
la forma en que se defina la simetría. La concepción arquitectónica de la
simetría es bastante restringida en su alcance. Los arquitectos no tienen en su
cabeza normalmente el concepto físico de simetría, que puede ejemplificarse en
cosas que no ofrezcan ninguna simetría visible. Casualmente, existe una rara excepción
a esto no lejos de Barcelona: la capilla de la Colonia Güell de
Gaudí. Aunque la capilla carezca de regularidad formal, ella fue diseñada para
que acordara con ciertas ecuaciones de estática. Hablamos, entonces, del tipo
de simetría que puede existir en un axioma. La usanza arquitectónica también
acostumbra dejar de lado el concepto vitruviano más general de simetría, la
“simetría dinámica” de Hambidge, como también las variedades prácticas de
simetría usadas en matemática, tales como la simetría rotatoria. A lo que los
arquitectos se refieren, cuando hablan de simetría, es la simetría refleja,
también llamada simetría “de espejo”. A pesar de lo restringido de su
definición, este tipo de simetría es notablemente penetrante, y casi imposible
de erradicar de los edificios modernos. Hay multitudes de simetrías reflejas en
el Pabellón Barcelona. De hecho, cada componente –paredes, estanques, placas
del solado y de los cielo rasos (todos rectangulares)– tiene al menos tres
planos de simetría.
La asimetría del pabellón reside en la disposición
general de sus componentes, no en los componentes mismos, que son más
simétricos y homomórficos que lo usual para un edificio. Un tipo de orden es
relevado por otro. Hitchcock y Johnson reconocieron esto en 1932, cuando
propusieron regularidad como sustituto de simetría. La estandarización,
escribieron, “automáticamente otorga un alto grado de consistencia en las
partes. De aquí que los arquitectos modernos no necesiten la disciplina de la
simetría bilateral o axial para lograr un orden estético. Esquemas de diseño
asimétricos resultan de hecho preferibles, estética como técnicamente. Es que
la asimetría verdaderamente intensifica el interés general de la composición“.
Según ellos, la asimetría era una reacción no tanto contra la arquitectura
clásica, como contra la arquitectura moderna misma, que ya estaba provista de
un orden abrumadoramente repetitivo en sus componentes. En el Pabellón
Barcelona ocurren reacciones contra ambas, la arquitectura clásica y la
moderna, simultáneamente e in extremis; como si David hiciera un gesto de
indiferencia mientras mata a Goliath.
Estructura racional
La simetría vino y se fue de la obra de Mies, por lo
que podría argumentarse que ni la simetría ni la asimetría son centrales para
entender su desarrollo. Su preocupación de toda la vida fue la lógica de la
estructura y su expresión. Si miráramos ahora en esta dirección, tal vez
encontraríamos menos paradojas, y tal vez todos esos epítetos como universal,
claro, racional, etc., caerían ahora más fácilmente cada uno en su lugar.
Mies recordó que mientras diseñaba el Pabellón
Barcelona se dio cuenta, por primera vez, que las paredes podían ser libradas
de la carga de la cubierta. La función de la columna era sostener el edificio;
la de la pared, dividir el espacio. Lógica al fin, de algún tipo. El plano
muestra esto con claridad: ocho columnas, ordenadas simétricamente en dos
filas, soportan el techo, mientras las paredes asimétricamente dispuestas se
deslizan apartándose de las columnas, apartándose unas de otras, y desfazándose
en el seno de la matriz ortogonal. Un principio se transforma así en un hecho.
Ahora, esto no es en efecto verdad. Tampoco
es manifiestamente verdadero, excepto en el plano. Pasemos por alto la decidida
falta de candor en la construcción, con su base de ladrillo por debajo del
podio y su armadura de acero escondida en la losa del techo y las paredes de
mármol –paredes de un resonar hueco y delator cuando se las golpea. Ignórese
esto, porque siempre que se hace una observación de este tipo sobre algún
edificio de Mies, la respuesta es la misma: Mies no estaba interesado
simplemente en la verdad de la construcción, estaba interesado en expresar la
verdad de la construcción.
TEXTO
B)
El proyecto para la casa Kröller-Muller de
Mies van der Rohe de 1912 deriva, evidentemente, de Schinkel, el gran
arquitecto prusiano neoclásico que justamente por ese entonces había sido re
descubierto y nuevamente apreciado. De él proviene la parquedad y extremada
precisión de Mies y tanto de él como de Behrens, su sentido de relaciones
cúbicas.
La casa Kröller de Mies tiene estabilidad y
una convincente monumentalidad, características éstas que en el edificio para
oficinas de Poelzig construido en 1911, producen la impresión de que la masa edificada
avanzara pesadamente hacia nosotros. Estas gruesas bandas horizontales que se
curvan en la esquina –motivo muy común hoy día en los edificios de oficinas-
son de gran fuerza dinámica a pesar de sus detalles algo elefantinos. Mucho más
sensitiva es la fábrica de productos químicos de Luban construida por Poelzig
en 1911-191, con su actitud general de Sachlichkeit,
su libre agrupamiento de volúmenes y sus ventanas de forma desigual y
singularmente agrupadas.
La inventiva y la vena de fantasía en estos
edificios, hizo de Poelzig el dirigente del Expresionismo arquitectónico alemán
durante los primeros años posteriores a la Primera Guerra
Mundial, cuando este estilo desenfrenado culminara en pintura, escultura y
también arquitectura. Su Grosses Schauspielhaus es de 1919. Fue durante los mismos años que Erich Mendelsohn
tomó el motivo de la fachada curva y de las fajas de ventanas corridas
quebrando ángulos, transformándolo en efectivo instrumento del Expresionismo.
El motivo domina su Torre Einstein de 1921, y con un tratamiento más racional
sus diseños algo más tardíos para tiendas. Se transformó en uno de los motivos
más populares de los años entre la
Primera y Segunda Guerra Mundial, y puede considerársele
responsable de mucho de ese funcionalismo injustificado, pero emocionalmente
justificado aerodinamismo espurio que continuó en heladeras, coches para niños y muchos otros
objetos producidos industrialmente.
El Movimiento Moderno en arquitectura, para
lograr ser plenamente expresivo del siglo XX, debe poseer ambas cualidades, la
fe en la ciencia y tecnología, en la
ciencia social y en el planeamiento racional, y la romántica fe en la velocidad
y el rugido de las máquinas. Vimos en el capítulo I como un grupo de valores
fue apreciado por Muthesius, el Werkbund y finalmente por el Bauhaus de Gropius
, y el otro por los futuristas italianos y por Sant Elia, su precursor
arquitectónico antes que representante. Los diseños de Sant Elia y los primeros
edificios de Gropius expresan las dos interpretaciones de la nueva civilización
metropolitana y tecnológica del siglo XX. ( )
TEXTO
C)
Monseiur Jourdain, el Bourgeois Gentilhomme de Moliére quedó
bastante sorprendido al descubrir que había estado hablando en prosa durante
cuarenta años , “y yo sin darme cuenta”. Los arquitectos modernos podrían
sufrir un shock similar si se decidieran a revisar si se decidieran a revisar
el presunto valor de su alta prosa. Nuestro entorno pide a gritos esta
revisión. Balbuceantes lenguas, abusos de ideolectos personales, ni sombra del
lenguaje clásico de los órdenes dórico, jónico y corintio. Donde una vez hubo
un apacible diálogo entre el Parlamento y la Abadía de Westminster, está el edificio de Shell
gritándole desde el otro lado del Támesis a la Hayward Gallery ,
que a su vez contesta gruñéndole al Festival Hall que tartamudea con su risita
tonta. Todo es confusión y lucha, pero a pesar del constante vituperio sigue
habiendo un lenguaje, aún cuando no muy comprensible ni convincente. Existen
varias analogías que la arquitectura comparte con el lenguaje, y si usamos los
términos en un sentido amplio, podemos hablar de “palabras”, “frases”,
“sintaxis” arquitectónica y “semántica”. Discutiré estas analogías en su
momento, mostrando cómo pueden utilizarse conscientemente como medios de
comunicación, empezando con el modo más desatendido en la arquitectura moderna.
Metáforas
La gente, invariablemente, cuando ve
un edificio lo compara con otro o con un objeto similar: en otras palabras, lo
ve como una metáfora. Cuanto menos familiar sea un edificio moderno más lo
compararán metafóricamente con lo que
conocen. Esta conexión de una experiencia con otra es propia de todo
pensamiento, particularmente del que es creativo. Por tanto, cuando las celosías
y emparrillados de hormigón prefabricado se utilizaron por primera vez a finales de los años cincuenta, se vieron
como “ralladores de queso”, “colmenas” o “cierres enrollables”: mientras que
diez años después , cuando eran la norma en muchos tipos de edificios, se
vieron en términos funcionales: “esto parece un aparcamiento”. De la metáfora a
la frase hecha, del neologismo, a través del uso constante, al signo arquitectónico: esta es la ruta
continua que atraviesan tanto las nuevas y prósperas formas como la mima
técnica.
“Cajas de cartón”, “cajas de
zapatos”, “hueveras”, “archivadores” y “papel cuadriculado” fueron las típicas
metáforas despectivas utilizadas por el público, y por críticos como Lewis
Mumford, para condenar la arquitectura moderna. Estas comparaciones surgieron
no sólo por sus implicaciones peyorativas y mecanicistas, sino porque estaban
fuertemente codificadas en una
cultura que se había sensibilizado con el fantasma de 1984.
LAS
CITAS MENCIONADAS CORRESPONDEN A LOS SIGUIENTES TEXTOS, ordenados
alfabéticamente:
·
Evans
Robin “Las simetrías paradójicas de Mies van der Rohe” en www.bazaramericano.com Publicado originariamente en AA Files 19, primavera
de 1990, con el título “Mies van der Rohe’s Paradoxical Symmetries”. La traducción
ha sido realizada por Tadeo Lima de la versión publicada en Evans, Robin (1997) “Translations from
Drawing to Building and Other Essays”, Architectural Association, Londres.
·
JENCKS,
Charles (1984). El lenguaje de la arquitectura posmoderna, Gustavo Gili, Barcelona.
·
PEVSNER, Nikolaus
(1977) - Pioneros del Diseño Moderno
- Infinito, Buenos Aires.
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